(17 de marzo, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- Informes sobre escuadrones de homicidas exhibiendo cabezas cortadas en espacios públicos y subiendo a la red vídeos de sus asesinatos, son frecuentes desde hace poco más de 8 años en México. Las acciones violentas ya son comparables a aquellas perpetradas en zonas de guerra, que incluyen fosas comunes con cientos de cadáveres; tiroteos prolongados y granadas que han dejado muertos y desaparecidos, a los que las instituciones en la mayoría de los casos califica como “miembros del crimen organizado”.
“La violencia en México es notoria debido a su ferocidad. Su alta intensidad desafía, a los ojos de muchos ciudadanos, la habilidad del gobierno para mantener el orden. Esto aunado a la tasa de impunidad que asciende a 80% de homicidios no resueltos, no provocan desconfianza, sino certeza de la ingobernabilidad del país”, afirma el activista Alfredo Núñez.
Y agrega “las instituciones y las fuerzas de seguridad han sido acusadas de cientos de ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas, reafirmando la ilegitimidad del Estado. El Washington Post fue el primer medio que dio a conocer que miles de agentes y soldados mexicanos son entrenados en Colombia para la ‘supuesta’ lucha contra el narcotráfico en México, aún si ese fuera el motivo, dicha estrategia de combate sigue siendo un método erróneo del gobierno mexicano, sin contar la injerencia norteamericana en decisiones exclusivas del país”.
Al mismo tiempo afirma “así como en Colombia surgieron los ‘Falsos Positivos’, que son arrestos y/o ejecuciones extrajudiciales de inocentes cometidos por el ejército, para finalmente catalogarlos como ‘criminales abatidos’. En nuestro país desde Fox, teniendo gran auge con Calderón, hasta Peña Nieto los falsos positivos son hoy la estrategia priista en contra de quien busca libertad y justicia para su pueblo, engrosando así las listas de homicidios y desapariciones forzadas de inocentes”.
“Los falsos positivos en México, surgen como una sanguinaria justificación de la más grande, violenta y nefasta confrontación contemporánea en México, disfrazada como la lucha entre cárteles del narcotráfico y las fuerzas de gubernamentales”, comenta Núñez.
En el sexenio de Vicente Fox dio inició el derramamiento de sangre, alcanzando niveles significativos y por lo tanto preocupantes para la ciudadanía, dejando como saldo 10 mil 452 homicidios y 95 desaparecidos.
Núñez explica “la existencia de falsos positivos en México, se demuestra con la cínica explicación, que cualquier civil asesinado por el ejército o elemento de las fuerzas policiales, es un ‘delincuente’ o ‘con nexos con el narcotráfico’, aún sin un juicio previo y en caso que se logre comprobar que no lo son, el Estado califica el caso tan sólo como una ‘equivocación’. En México debemos ser consientes que cualquiera puede ser un falso positivo, es por ello que ya no se pretende huir de los narcos, sino del ejército, la violencia, los asesinatos y la inseguridad propiciada desde el gobierno, quien no mantiene una guerra contra delincuentes, sino contra una sociedad contraria a sus acciones, quienes protestan por la inseguridad, la pobreza, el hambre, los gastos excesivos del gobierno y su familia”.
“Con Fox se desafió la limitada paz de este país, pero con Calderón se dispararon brutalmente los asesinatos. Su ofensiva, respaldada por Estados Unidos, consistía en simular aplicar la ley en contra de los cárteles, mientras miles de civiles morían o desaparecían, siendo principalmente jóvenes los blancos a perseguir”, afirma Núñez.
Javier Herrera Valles se convirtió en jefe de distrito de la Policía Federal (PF) en el sexenio de Felipe Calderón. Durante una operación especial contra el narcotráfico, se percató que antes de ésta no se había hecho ninguna investigación de inteligencia policial, aún cuando la estrategia fue anunciada en todos los medios de comunicación e incluso se avisó a los delincuentes, sobre el operativo.
Repitiendo dicha acción de manera frecuente, en mayo de 2008 Javier Herrera envió una carta a Felipe Calderón donde explicó lo que pasaba. Poco tiempo después, en lugar de que se investigaran las anomalías fue enviado a prisión, acusado de proteger a un cartel de narcotráfico.
“Más de tres años después fue declarado inocente, pero su caso es uno de los miles que existen en México, y de los pocos que logran ser aclarados. Durante el sexenio de Calderón se encarcelaron a más de 105,000 personas acusadas de narcotráfico o delincuencia organizada, y aunque sólo a 3 mil se les encontró nexos, cientos más padecieron la cárcel y otras circunstancias la muerte, siendo inocentes”, comenta la abogada Nuria Faviel.
La guerra contra el narcotráfico durante el sexenio de Felipe Calderón, según el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI), dejó un saldo de 121 mil 683 muertes violentas y 26 mil 121 personas desaparecidas; en promedio 12 personas desaparecieron a diario en el país.
En 2012, al inicio de su mandato Enrique Peña Nieto declaró que su prioridad no sería la de incautar narcóticos sino la de reducir ‘drásticamente’ las tasas de asesinatos y otros crímenes. En diciembre, el primer mes de su administración, hubo mil 139 asesinatos; en enero de 2013 la cifra fue de mil 104, según la Secretaría de Gobernación (SEGOB). En aquel año la violencia continuó a niveles elevados, incluso se reportó un aumento. En 20 meses del gobierno de Peña Nieto, los muertos llegaron a 57 mil 899; 14 mil 205 más que en los primeros 20 meses del sexenio de Calderón.
Faviel afirma “México podría convertir su lucha contra el narco en un conflicto de larga duración, nunca se sabe cuándo se llegará al millón de muertes, parece absurdo, pero también lo son las explicaciones de Peña Nieto alabando al ejército y la Marina, quienes detienen arbitrariamente a los civiles acusándolos de crimen organizado aún sin pruebas y los torturan para que se conviertan en los culpables que mañana muestran ante cámaras de televisión como trofeos”.
Argumentado que “los estudiantes y sociedad perteneciente a estratos sociales humildes son quienes corren mayor riesgo de convertirse en los falsos positivos del gobierno en turno. Porque en nombre de proveer seguridad y mantener el órden público, buscan sumar puntos a su favor, intentando demostrar que en cada confrontación las fuerzas son las que ganan, ya sea capturando o ejecutando civiles inocentes. Hoy los ‘daños colaterales’ de Calderón, por los que nos indignamos infinitamente, Peña Nieto los ha convertido en falsos positivos, y dado a lo difícil que es demostrar lo contrario, debido a que las autoridades son juez y parte, ni siquiera las organizaciones civiles, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Amnistía Internacional (AI) o Human Right Watch (HRG), han logrado demostrar lo que las familias indefensas exigen, la reparación de los daños morales de sus muertos, sus detenidos, o sus desaparecidos”.
Además de esto afirma “Tlatlaya es sólo uno de los falsos positivos de Peña Nieto, en contubernio con el ejército y en ese momento con Eruviel Ávila, donde en una primera instancia se afirmó que las 22 personas pertenecían a las filas del narcotráfico. Sembrar armamento y falsas pruebas también forma parte del estilo que caracteriza al Partido Revolucionario Institucional (PRI), hoy con el rostro de Enrique Peña Nieto. Estos hechos son inminentes violaciones a los Derechos Humanos, que eran conocidos solamente en Colombia, pero que hoy existen en México, sin embargo aún el concepto de ‘falso positivo’, no es tan reconocido”.
La abogada puntualiza “en México desde Calderón, intensificándose con Peña Nieto, el gobierno tiene la adicción a privar de la libertad cuando corren con suerte, ya que frecuentemente se priva de la vida a personas indefensas, para pretender que se está haciendo frente a los problemas de seguridad, dicha estrategia ha sido base de este sexenio, aunque ni la participación y tampoco la responsabilidad del acusado se compruebe en dichos actos delictivos”.
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