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Defender la libertad de expresión contra el poder conservador de la telecracia priista


Quizá no se haya visto con claridad, pero el valor histórico de la actual censura de MVS (es decir, del gobierno federal) contra la periodista Carmen Aristegui representará un hito en la corta historia de la democracia mexicana, la libertad de expresión y la madurez de la opinión pública.

Es un problema que trastoca a todos, incluso a quienes no la conocen o la critican a ultranza, porque su desenlace hará retroceder la libertad de expresión un siglo o bien la fortalecerá como debería suceder en los países progresistas.

Carmen Aristegui reavivó el periodismo de investigación bajo la premisa de que una sociedad con todos los matices, con los más oscuros y grises, de la realidad política mexicana ayuda a la sociedad a tomar mejores decisiones sobre el rumbo de sus gobiernos y su futuro social inmediato.

La directiva de MVS le cerró el paso a Carmen Aristegui con los nuevos lineamientos editoriales, limitarán considerablemente el periodismo de investigación, además de que busca desarticular el equipo de la periodista mexicana.

En ese marco, Carmen Aristegui no aceptará trabajar con tufos de censura y sin la restitución contractual de los periodistas Daniel Lizárraga e Irving Huerta.

La censura encabezada por la directiva de MVS -escandalizada más por el uso de su marca, que por el valor del trabajo periodístico de la conductora en medio de una crisis de credibilidad en las instituciones y de derechos humanos en México- se da en el marco de la plataforma MexicoLeaks, que se abre como un portal ciudadano de demanda contra los abusos del poder.

La plataforma se instala como el gran escenario alterno de la realidad política mexicana, pero además trata de mostrar a gobernados y gobernantes que las decisiones se deben tomar de cara a la sociedad y que el elemento activo de la historia son los ciudadanos.

No protestar contra las condiciones de MVS y la cesura orquestada desde gobierno federal y Televisa, implicaría retroceder casi medio siglo de luchas individuales y colectivas por la libertad de expresión.

Si cae Carmen Aristegui caemos todos, se mellará la libertad y entraremos de lleno a los tiempos de la telecracia oficialista, deshumanizados y estupidizados por la farándula televisiva que clama por la eternidad del poder conservador priista.
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